Según indicó el estudio de la consultora española Llorente y Cuenca, Ecuador es uno de los cinco países con mayor proporción de conversación detractora hacia las personas LGBTIQ+. Esto puede identificarse a través de acciones como el reciente intento de restringir el espacio público para la marcha del orgullo 2023. ¿Qué tipo de conversación pública y de exigencias legislativas puntuales deben impulsarse en Ecuador para hacer frente a este tipo de acciones y discursos que devienen violencia discriminatoria?
La reforma del Código Penal del Ecuador del año 2009 introdujo los tipos penales de delitos de discriminación y delitos de actos de odio, los mismos que fueron ratificados por la reforma de esta misma norma en 2014, cuando se conformó el Código Orgánico Integral Penal en el que estos delitos se encuentran tipificados en los artículos 176 y 177. En estos dos artículos se castigan las conductas discriminatorias basadas en prejuicio, como los discursos de odio, en contra de población históricamente discriminada en donde consta la población LGBTIQ+; igualmente si este tipo de violencia por prejuicio conlleva una agresión física o psicológica ya se constituye en delito de acto de odio. Estos tipos penales garantizan a las víctimas LGBTIQ+, sin embargo, la falta de conocimiento por parte de jueces y fiscales o incluso sus mismos prejuicios han conllevado que ninguna denuncia interpuesta por víctimas LGBTIQ+ sea procesada por estos tipos penales, tanto así que hasta la fecha no existen sentencias al respecto a favor de este sector de la población, motivo por el cual en Ecuador el problema no es la falta de ley, sino la incapacidad del Estado para formar y vigilar la aplicación del enfoque de género y derechos humanos en los procesos judiciales desde una visión diferenciada en las necesidades de la población LGBTIQ+ respecto a la violencia de la cual son víctimas.
Ahora bien, los procesos de sensibilización, capacitación y educomunicación como política pública por parte del Estado es lo que hace falta en Ecuador, justamente para romper con los prejuicios que aún existen en la sociedad y que afloran cada vez que personas LGBTIQ+ se hacen visibles en espacios públicos o privados. Incluso la Corte Constitucional cuando reconoció el Matrimonio Civil Igualitario en la Sentencia No.10-18-CN/19 evidencia los discursos de odio sobre los cuales se asentó la definición constitucional de matrimonio y que se replicaron en las audiencias a través de las intervenciones de varios Amicus Curiae. Frente a esta situación la Corte recalcó que no se puede aplicar una norma constitucional que nació con base a prejuicios y por ello era pertinente garantizar el matrimonio en Ecuador.
¿Cuáles son las narrativas sociales que deben fomentarse en la ciudadanía ecuatoriana para desmantelar discursos antiderechos como la ideología de género?
En América Latina y en Ecuador las narrativas que más daño han hecho a la población LGBTIQ+ son aquellas que han impuesto prejuicios desde varias aristas culturales: desde la Religión, la narrativa del pecado; desde la Ciencia, la narrativa de la enfermedad; y desde el Derecho, la narrativa del derecho la criminalidad. Frente a estas los prejuicios se amplifican, motivo por el cual el desmantelamiento de los mismos debe provenir de perspectivas históricas, decoloniales y latinoamericanistas, es decir, sostener que la diversidad sexual y de género ha estado presente siempre en todas las culturas de los pueblos originarios de nuestro continente y que supervivieron a la devastación de la colonia a pesar de sus prácticas sociales genocidas en la aplicación del delito/pecado de la sodomía como mecanismo de exterminio. Frente a esto, celebrar y visibilizar a las Muxes, las Enchaquiradas y las personas de dos espíritus, entre otras, que muestran que en las raíces de nuestra cultura ser parte de la población LGBTIQ+ es un rasgo inherente a nuestra cultura.
Desde tu experiencia, ¿cómo se puede vincular la academia a la lucha por los derechos de las personas LGBTIQ+?
La academia debe vincularse desde sus cuatro áreas: Formación, Investigación, Extensión universitaria o Vinculación y Convivencia. En el área de Formación, la academia debe incluir en las mallas curriculares materias, temáticas y autores de la población LGBTIQ+ y no solo cuando se analicen temas relacionados con la identidad y derechos, sino también abrir los espacios en los debates científicos a estas voces muchas veces invisibilizadas. En la Investigación, mediante la implementación de líneas de trabajo en proyectos vinculados con los temas LGBTIQ+ a través de todas las áreas de conocimiento. En la Extensión Universitaria, mediante la generación de proyectos con organizaciones de la sociedad civil LGBTIQ+ y el establecimiento de servicios especializados. Finalmente, en la Convivencia, con la aplicación de protocolos para la prevención y sanción de la discriminación al interno de los establecimientos educativos, además de establecer políticas de acción afirmativa para que la población LGBTIQ+ pueda ingresar permanecer y egresar en igualdad.
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